Moldavia negó el domingo las afirmaciones de las autoridades separatistas prorrusas de que la explosión que ocurrió en la región separatista de Transnistria pudo haber sido causada por un dron lanzado desde Ucrania, y la describió como un “intento de incitar al miedo y al pánico”.
A su vez, Kiev acusó a Rusia de llevar a cabo una “provocación en Transnistria con un ataque suicida con drones contra una base militar”.
Transnistria es una región principalmente de habla rusa que durante mucho tiempo dependió del apoyo de Moscú y se separó de Moldavia después del colapso de la Unión Soviética.
“Hoy se ha producido un incendio en el territorio de una base militar en Tiraspol como resultado de una explosión”, dijeron las autoridades de Transnistria en las redes sociales.
Agregaron: “Inicialmente se demostró que la explosión fue causada por un ataque suicida con drones”, afirmando que el drone fue lanzado desde la región de Odessa en Ucrania.
Los funcionarios separatistas dijeron que nadie resultó herido y abrieron una investigación criminal.
Pero Moldavia dijo que no podía confirmar que se hubiera producido ningún ataque.
“Las autoridades de Chisinau, en contacto con la parte ucraniana, no confirman que haya habido ningún ataque en la región de Transnistria”, dijo la Oficina de Reintegración de Moldavia en un comunicado.
Y añadió: “Después de examinar las imágenes de vídeo e intercambiar información, informamos que el incidente antes mencionado es un intento de incitar miedo y pánico en la zona”.
Una oficina del gobierno ucraniano responsable de la desinformación dijo: “Los rusos están tratando de realizar provocaciones y manipular el espacio informativo difundiendo mentiras”.
No hubo comentarios inmediatos de Moscú sobre el incidente.
Imágenes granuladas distribuidas por las autoridades separatistas mostraban un proyectil impactando en un helicóptero militar que estaba estacionado en una base aérea rodeada de campos.
A finales del mes pasado, Transnistria pidió “protección” a Rusia, lo que generó temores de que la región pudiera convertirse en un nuevo punto álgido en el conflicto de Moscú con la vecina Ucrania.
En 2006, los representantes de la región separatista anunciaron un referéndum sobre la integración con Rusia, que resultó en una abrumadora mayoría a su favor.
